domingo, 31 de enero de 2010

Persona (Ingmar Bergman)

El actor sueco Max von Sydow decía que “no conozco a nadie que sepa tanto sobre el ser humano como Bergman”. No sé si Bergman es quien más sabe del ser humano, pero quizás es de los más capacitados en resumirlo en 78 minutos.

Bibi Andersson (Alma) y Liv Ullmann (Elizabeth) en Persona (1966)

La persona (etimológicamente máscara) que vive en el escenario de un teatro y que llega , en la frontera del no-ser, al peor de los silencios: aquel en el que las únicas palabras son las del guión ... ¿no es un buen resumen del ser humano, o mejor, de la 'persona' ?

El certero diagnóstico de la doctora a la protagonista (Liv Ullmann):

¿Crees que no lo entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Consciente en cada momento. Vigilante. Al mismo tiempo, el abismo entre lo que eres para los otros y para ti misma, el sentimiento de vértigo y el deseo constante de, al menos, estar expuesta, de ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Cada palabra una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca.”

Y la única posibilidad de 'ser': encontrar un alma ... y Alma es el nombre de la enfermera (Bibi Andersson) que la acompaña a la solitaria casa de la costa y con quien en esa soledad absoluta (en la que el Otro no puede aportar nada pues no ve nada: la imagen del marido invidente incapaz de distinguir a su mujer de la enfermera) materializarán una simbiosis de dudoso éxito y de dudoso fracaso.

Grandiosa película.

miércoles, 27 de enero de 2010

Prólogos


T.S. Elliot comienza así su prólogo a 'El bosque de la noche' de Djuna Barnes:

"Cuando se trata de prologar un libro de orden creativo siempre me parece que los pocos libros que merecen ser presentados son precisamente aquellos que es impertinencia presentar."

No se puede decir mejor. Lamentablemente no termina aquí su prólogo (lo que lo hubiera convertido automáticamente en insuperable), el cual se alarga varias páginas dando la visión del que ha leído varias veces el libro a aquel que se dispone a descubrirlo.

Si algún partido político promete la ilegalización de los prólogos y la subvención de los epílogos tiene mi voto.

domingo, 24 de enero de 2010

Frases y fragmentos ... (LV)

... de lecturas más o menos recientes.

breton miller rimbaud

sá-carneiro einstein

"[Ettienne Decroux] citaba una frase de Breton: 'Un mal escritor es como una mancha de agua sobre el papel, se extiende rápido pero no tarda en evaporarse. Un buen escritor es como una gota de aceite: cuando cae hace una mancha pequeña, pero con el tiempo se va extendiendo hasta llenar toda la hoja'."
La danza de la realidad. Alejandro Jodorowsky.

"Creo que fue él quien citó una vez un párrafo del libro de Eckerman Conversaciones con Goethe. Goethe dijo un día ‘Dudo que exista un crimen, por infame que sea, que yo no me haya sentido capaz de cometer personalmente’. Y eso es del ‘primer europeo’"
El libro de mis amigos. Henry Miller.

"El primer estudio del hombre que quiere ser poeta es su propio conocimiento absoluto."
Arthur Rimbaud (carta a Paul Demeny).

"Los días siguen, y vivo en la extraña sensación de que son ellos quienes me viven, y yo soy el tiempo que ellos recorren."
La gran sombra. Mário de Sá-Carneiro.

"El verdadero valor de un hombre. Se determina según una sola norma: en qué grado y con qué objetivo se ha liberado de su Yo."
Mi visión del mundo. Albert Einstein.

domingo, 17 de enero de 2010

Amélie Nothomb - Ni de Eva ni de Adán

No es casualidad que los editores elijan habitualmente fotografías de Amèlie Nothomb para las portadas de sus libros, la Nothomb tiene un rostro particular ... y particularmente atrayente, que se entiende muy bien con las cámaras.



En persona transforma en parte esa fotogenia con una simpatía extraña en personas acostumbradas a ser asaltadas por admiradores,curiosos y periodistas, (al menos según mi propia experiencia de turista accidental con algún toque groupie por la que pude hablar con ella unos minutos en París sobre el estreno en Barcelona de la adaptación teatral de Cosmética del enemigo), en la que conversa mirando a los ojos de tal forma que da la sensación de pretender atrapar siempre alguna cosa de la persona con la que habla sea quien sea esa persona ... y en su mirada ves Bélgica, Japón, París, China, Nueva York, Bangladesh, Birmania, Laos ....


No es Nothomb una escritora que se adentre en el alma humana a través de símiles, palabras rebuscadas o de imágenes más o menos complicadas, lo hace con un lenguaje sencillo y simplemente explicando lo que sucede, lo que recuerda, lo que piensa ... ya será su carácter, su ‘fondo de lecturas’ y su experiencia vital quien le de la consistencia y no convierta sus libros en un vulgar relato de

misdosañosenjaponconunchicomuymajoyloraritosquesonlosjaponeses.

Aunque ella se declara belga y así lo dice su pasaporte, (y que no hay entrevista en la que ineludiblemente aparezca el tema), Nothomb es una apátrida virtual. Vivimos en un entorno que nos obliga física y psicológicamente a poner algo junto a la casilla Nacionalidad (¿cómo?, ¿no tienes nacionalidad? ... bicho raro); pero aún así hay gente que más o menos inconscientemente se desprende de ese vínculo (en mayor o menor medida .. hacerlo totalmente parece casi imposible), Nothomb es, para mí, una de ellas y eso siempre es una liberación, es soltar lastre y, por tanto, la posibilidad (utilizada o no) de subir más alto.


Y es, creo, por esa especial personalidad de Nothomb que no es exacto decir que Ni de Eva ni de Adán es una historia de amor, esa expresión puede llevar a confusión aunque es correcta en el fondo. Es la historia de una relación sentimental con un joven japonés, pero también de una relación (no menos sentimental) con una sociedad japonesa, con su hermana Juliette, con una carrera de escritora que se gesta precisamente en ese momento, con la nieve, con el monte Fuji (esta última probablemente la más intensa) ...

Para mí Ni de Eva ni de Adán es la historia de una incompatibilidad, la de Amélie Nothomb con aquello que suponga enraizar, anclarse.


Así que vamos descubriendo a Amélie poco a poco. ¿Y ella? ¿También se va descubriendo mientras escribe?

Por supuesto. Como decía Virginia Woolf, nada ocurre hasta que no lo escribes”. Suscribo esta frase completamente. A veces me sorprendo a mí misma en lo que sale sobre el papel. ¡Dios mío! ¿Ésta soy yo? Las palabras son el espejo. Con la diferencia de que cuando te miras en uno real, a veces te encuentras horrible, pero sobre el papel, nunca. Es algo fresco. No resulta ni narcisista ni espantoso, es muy auténtico. Así que finalmente soy como he descrito aquí, y no es tan malo.”

(Entrevista en El País (1/3/2009)




Divertida introducción de Sergi Pàmies en la presentación del libro en Barcelona

jueves, 14 de enero de 2010

Knut Hamsun - Hambre

A Knut Hamsun (Noruega, 1859 - 1952) le dieron el Premio Nobel de Literatura en 1920 ... y en 1943 se lo ofreció a Joseph Goebbels.
Ferviente defensor del nazismo, apoya al gobierno de Vidqun Quisling y llega incluso a visitar a Hitler en Viena al que dedica un emocionado epitafio que empezaba así: “Yo no soy digno para alzar mi voz y hablar de Hitler”

Bien.
Knut Hamsun era un hijo de puta.


Knut Hamsun en 1890 (año de publicación de Hambre)


En Hambre (1890) uno descubre el auténtico valor de esa palabra, (que no debería ser la misma que utilizamos cuando nos dan las 4 de la tarde y todavía no pudimos salir de la oficina para comer un bocadillo rápido), no, este hambre es otra cosa muy diferente, es un hambre 'presencial', colosal, agresivo (ataca, ofende, domina,...).

Es este hambre:


Finalmente me metí el dedo índice en la boca y empecé a chuparlo. Algo comenzó a moverse en mi cerebro, un pensamiento que se iba abriendo camino allí dentro, un invento completamente loco: ¿y si lo mordiera? Y sin pensarlo ni un instante cerré los ojos y apreté los dientes


Y el que lo padece podría remediarlo realmente ... y es eso precisamente lo que más impacta. El protagonista (el que no tenga ni nombre ni edad es una decisión magistral para multiplicar su impacto) es lo que cualquier persona “normal” tildaría de loco, en él se concentra de una forma u otra y en diferentes grados la paranoia, la esquizofrenia, la neurosis obsesiva ... Pero la relación del personaje con su enajenación es muy diferente a la que mantiene con el hambre:


La locura se apodera rabiosa de mi cerebro y yo se lo permito, soy muy consciente de que estoy sometido a influencias sobre las que no tengo ningún control


La influencia de su contemporáneo Freud es evidente.


Sumergido el lector en la piel de un enajenado que se muere de hambre en la gélida Christiania, pierde de vista temporalmente la fuerza brutal de los personajes secundarios que van apareciendo a lo largo de la novela y que, una vez cerrado el libro y recuperadas las confortables y cálidas sensaciones del hogar se le aparecen como tan inquietantes como el propio protagonista: la criada que se burla del pobre, el vecino que escupe sobre el niño que juega en la calle, la chica que se enamora-se asusta-se enamora-escapa, los nietos que vejan al abuelo, la señora que coloca a su padre paralítico a contemplar como folla con un marinero de paso mientras el marido, que mira por la cerradura, se parte de la risa,...

Es entonces cuando nos damos cuenta que Hambre no es la historia de un loco aspirante a escritor que se muere de hambre y frío, es algo mucho más dramático, es la historia de una sociedad: de la sociedad "moderna" de la que formamos orgullosamente parte.


En el ensayo Desde la vida interior del inconsciente, escrito en el mismo año que Hambre, (según explica en el epílogo del libro Kirsti Baggethun) Hamsun escribía:


ya no cabe ninguna duda de que los seres humanos de la época de Shakespeare eran menos complejos y divididos que ahora; la vida moderna ha influido, cambiado y refinado al ser humano.”


Sí, somos más complejos, ¿alguien lo duda? ... me encanta el eufemismo.


Knut Hamsun: brillante y admirable hijo de puta.

Pulp - Common People

domingo, 10 de enero de 2010

Aquiles, la tortuga y el fin de la paradoja de Zenón.

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles

Primer verso de la Iliada



Aquiles estaba tan lejos de la tortuga que apenas podía verla, de hecho, ni siquiera sabía exactamente dónde se encontraba. Nunca podrás alcanzarla, le decían ... la frase se le repetía en la cabeza como un desafío.

El semidios, provocado, dio unas zancadas reduciendo a la mitad, en apenas unos segundos, la distancia que le separaba de la tortuga.

La multitud dejó de murmurar, pese a saber que se trataba del hombre más rápido de la Hélade se quedó asombrada por la velocidad con la que corría.

Aquiles, entusiasmado por la gran distancia recuperada, continuó corriendo, reduciendo en otra mitad la distancia en apenas un instante.

No podía ocultar la fascinación ante el poder, casi mágico, de sus piernas... Los mortales, asombrados, no podían comprender tamaña fuerza.

La tortuga, en el tiempo en el que Aquiles recorría valles enteros, apenas podía desplazarse unos pasos.

En su carrera, el hijo de Peleo atravesaba bosques infranqueables, grutas inhóspitas, lugares prohibidos... El camino era largo, la distancia se reducía, pero a medida que se acercaba, el terreno que recuperaba era menor ... nadie discutía que se aproximaba más y más, pero, era cierto, la recuperación era cada vez menos pronunciada.

No sabía cuánto tiempo llevaba ya el hijo de la ninfa corriendo hacia la tortuga, estaba tan cercana que podía olerla, creía poder darle alcance en cualquier momento, pero la tortuga aprovechaba el tiempo que necesitaba Aquiles en llegar a donde se encontraba para desplazarse ligeramente, lo suficiente para que cuando el héroe llegara, ella ya se encontrara algo más allá.

Aquiles, el de los pies ligeros, parecía agotado por el esfuerzo, siempre insuficiente para darle alcance.

La tortuga sin cambiar en ningún momento su ritmo continuaba tranquila al saber que su perseguidor siempre necesitaba tiempo para llegar donde ella estaba, y ese tiempo, por pequeño que fuera, le bastaba para alejarse.

Pasaron días, semanas, estaciones ...

Hubo algún momento de duda en el héroe, pero se decía a sí mismo que no podía dejar perder el esfuerzo realizado, debía darle alcance.

Siguieron sucediéndose las estaciones...

En una ocasión, una mañana invernal, la tortuga, sin perder en ningún momento su constante ritmo, se giró para mirar a Aquiles; se sabía confiada, tenía la certeza de que nunca podría darle alcance. Giró su flexible cuello con parsimonia para mirarle, realmente estaba muy cerca, pero se sentía vencedora, inalcanzable; al ver su gesto agotado no pudo evitar el amago de una mueca de burla ... inmediatamente volvió de nuevo su mirada hacia el camino, pues no quería ofender a Aquiles.

Sin embargo, su reacción fue demasiado lenta ...

Aquiles notó el gesto en su cara ... aquello sería lo último que hiciera.

Con la fuerza multiplicada por la ira le dio alcance, ensartándola en su miembro con tal violencia que, según relataron algunos de los testigos, el cuerpo carnoso de la tortuga salió disparado cuarenta estadios, quedando colgado entre las ramas de un olivo.

Triunfal, con algunos restos aun del caparazón en sus genitales gritó, pese a su agotamiento, de tal forma que temblaron rocas y montañas:

- JAMÁS!, JAMÁS TE MOFES DE UN HÉROE!!!!



The mock turtles - Can you dig it?