jueves, 20 de abril de 2006

Historias de Sant Jordi (I)

Abrió la puerta del portal de casa con muchas dificultades. Entre el bolso que llevaba al cuello, las 4 bolsas de comida que se había traído de la tienda y las 3 rosas que intentaba sujetar con la mano derecha apenas pudo sacar la llave del bolsillo y acertar a introducirla en la cerradura.
Al fin lo consiguió y entró en el edificio cerrando la puerta a su espalda empujándola con un pie.

- Pero bueeeeeeeeno!, Mira quien tuvo mucho éxito hoy!!

No pudo evitar asustarse. No había visto al conserje del edificio que estaba de pie a su derecha que la saludaba con un tono que rozaba el grito.

- Hola Matías, Buenas noches – Sofía le saludó por pura educación pues el cuerpo le pedía agarrarle del cuello y gritarle en la cara por qué no le había ayudado a abrir la puerta, estando él ahí parado sin hacer nada (aparte de observar sonriente las dificultades que tenía para abrir la puerta)- Sí, ya sabes … en la tienda y tal siempre se acuerdan de una. ¿Cómo estás?

- No tan bien como tu. Espera .. tengo una cosa para ti … Ya he visto que se me han adelantado – dijo señalando las 3 rosas que sujetaba Sofía entre las bolsas de plástico - ..peeeero …
Se metió tras el mostrador de madera en el que pasaba sentado la mayor parte del día, rebuscó entre los objetos que le acompañaban en su jornada laboral: Marca, As, El Mundo Deportivo, Sport, Todo Sudokus (nivel elemental), un transistor a pilas de los de toda la vida, … finalmente encontró una rosa
- Para ti .. la más guapa de todo el edificio . qué digo!, de toda Catalunya!

- Gracias Matías – Sofía intentó sonreírle, pero el cansancio y su estado de ánimo fueron barreras suficientes para no conseguirlo

- ¿No me vas a dar un beso? – el conserje ya se contestaba él mismo cogiéndola de la cintura y dándole dos besos mientras la apretaba a su cuerpo con más fuerza de la que a Sofía le hubiera parecido adecuada

- Hasta mañana .. y gracias otra vez!

Sofía aun no había soltado las bolsas que se le empezaban a clavar en las manos, se dirigió al ascensor y, de nuevo con muchas dificultades (Matías ya estaba sentado tras su mostrador de madera empezando un nuevo Sudoku), consiguió introducirse en él. Pulsó el botón del ático y se miró al espejo: no le gustó la expresión que éste le devolvía.
Otra vez las dificultades para abrir la puerta de su piso ... por fin lo consiguió. Dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina y tiró las rosas a la basura. Chequeó su e-mail y se decidió a escribir un breve post en su blog:

“Hoy me han regalado 4 rosas.
Ninguno de los que me las han regalado saben cuando fue la última vez que lloré …y, de hecho, no creo que les importe lo más mínimo.”

Se fue a la cama cansada .. al apartar las sábanas encontró una sorpresa … un libro y una rosa pegada a él por un celo en su tallo. Lo abrió por la primera página esperando encontrarse lo que efectivamente encontró: la dedicatoria de su hermano Xavi:

“¿Pensabas que iba a olvidarme de tu libro y tu rosa por Sant Jordi?
No te preguntes de qué forma he conseguido que aparezca hoy bajo tus sábanas estando yo aun de viaje … simplemente recuerda que este día, pese a todo, siempre va a tener su magia”


Sofía sonrió por fin sinceramente. Dejó suavemente la rosa en la mesilla, envió un cariñoso sms de agradecimiento a su hermano y se dispuso a viajar con el mejor ánimo al universo que en forma de libro le habían regalado.

1 comentario:

Marta Uma Blanco dijo...

Ey, me he sentido muy identificada con este relato, no sé bien bien por qué. Tiene un tinte cómico, pero en el fondo palpita la tristeza, o al menos es lo que me ha movido a mí.
Matías debe existir
yo lo conozco
Un beso
Marta Uma