lunes, 6 de febrero de 2006

La llamada (I)

No me acostumbraba a la vibración del móvil cada vez que recibía una llamada, no podía evitar dar un respingo cuando se agitaba en el bolsillo de mi camisa. Hace meses que había optado por eliminar la melodía, desde el accidente de Patricia; formaba parte de mi terapia, no de la oficial, la de los psicólogos y psiquiatras que me han tratado desde entonces, sino de la mía propia que buscaba cualquier cambio, por pequeño que fuera, que me ayudara a no recordar.
Comprobé el orígen antes de contestar: NÚMERO DESCONOCIDO.
- ¿Sí?
- ¿Iván?
- ¿Quién lo pregunta?
- Soy
– dudó unos instantes - … tu futuro
¡Vaya!. Eso sí que era una auténtica sorpresa. Me cogió de buen humor así que le seguí la corriente.
- Mi futuro, ¡vaya!. ¡Qué sorpresa!. Tienes una voz demasiado femenina y sensual para que me lo crea.
- El futuro es femenino, mi estimado Iván. Como la muerte, la esperanza o la felicidad. Como todo aquello que se hace esperar . El que utilicéis un artículo masculino para definirnos es un error que no deja de ser bastante cómico.
- Me parece aún más cómico que mi futuro me llame al móvil .
Estuvo un rato en silencio. Hubiera apostado la mano derecha a que estaba sonriendo.
- Llevo semanas comunicándome contigo durante el sueño. Sueños que recuerdas perfectamente ... pero que no te has molestado en intentar interpretar. Cada vez el mensaje más claro, más nítido, más evidente ... pero no ha habido forma. Digamos que no ha habido más remedio que utilizar un método menos “ortodoxo” en tu caso.
Aquella voz me resultaba conocida, pero me era imposible ubicarla. ¿Podría ser que la hubiese soñado realmente?. Tenía una armonía especial, era como si te hablara un arpa, era extremadamente dulce, sensual, hipnótica.
- Te escucho – le dije, dispuesto a descubrir quien había detrás de aquella broma telefónica.
- Yo no debería existir. Es de suma importancia que yo no exista. Es ...
- ¡Venga!. Déjate de tonterías …¿quién eres?
– pregunté, entre curioso y divertido.
- ... absolutamente imprescindible – de repente su voz cambió, ahora era exactamente mi voz, era como si yo me estuviese hablando a mí mismo - que termines con tu vida inmediatamente.
Definitivamente aquello dejó de ser gracioso. El momento en el que su voz se convirtió en la mía ... sentí un cosquilleo de pánico en la espalda.
- Oye, ya está bien la broma, ¿vale?
- Bien, parece que empiezas a prestarme atención
– había vuelto a su dulce y seductora voz original. – Cambiar la voz es sólo un truco más, si quieres más pruebas de que esto va en serio no tienes más que pedírmelas. Tienes que ayu…
Colgué.
Mis manos temblaban. La experiencia de escuchar mi propia voz hablándome había sido tan impactante como la de escuchar aquella otra tan irreal, tan absorvente.
El teléfono volvió a vibrar. Me cayó al suelo por el susto, lo recogí nervioso y comprobé de nuevo el origen de la llamada, el localizador de llamadas hacía parpadear mi propio número y mi nombre sobre la pantalla.
Descolgué y pregunté con una voz que, pretendiendo ser de dureza, surgió temblorosa e indudablemente atemorizada:
- ¿Por qué?
Durante casi medio minuto no contestó, por la línea telefónica sólo se escuchaban unas voces muy lejanas, incomprensibles, parecía el rumor de una multitud de personas hablando en diferentes idiomas; finalmente contestó, muy lentamente, como si quisiera asegurarse que iba a entender el mensaje, la sensualidad de su voz parecía ahora teñida por una melancolía infinita.
- Así como en el mundo de los vivos necesitáis sentir el cariño y el amor para recordaros que lo estáis; así es aquí también … para hacernos olvidar que ya no lo estamos.
Se hizo el silencio y colgué de nuevo, tenía las manos sudorosas y estaba petrificado pese a que el corazón andaba a sexta velocidad.
Las llamadas se sucedieron una tras otra pero no volví a contestar. Al cabo de 10 minutos pareció que cesaron definitivamente.
Llegó un mensaje. Me atreví a abrirlo, pensando que si no escuchaba aquella voz sería capaz de controlar mi pánico. El mensaje decía “Ivy, a k tas esperando?, pq no vienes?”. Sólo una persona me llamaba así, y era la que aparecía como emisora del mensaje. Aún guardaba el número de Patricia en mi agenda, pese a que su teléfono quedó tan destrozado como ella en el accidente.
No estoy seguro de querer que aquellos que lean esto me crean o no; pero fuera real o sólo una alucinación, como imagino confirmarán con certeza mis ilustrados e inútiles médicos, no tengo ninguna duda sobre qué es lo que debo hacer, así como que tampoco me faltará el valor para hacerlo.

sábado, 4 de febrero de 2006

Frases y fragmentos ... (VI)

... de lecturas más o menos recientes


Jonathan Swift Lichtenberg

Rosales Forster

"Apolo, el dios de las medicinas, solía enviar las enfermedades. En el principio los dos oficios eran uno solo, y sigue siendo así."
(Pensamientos sobre diversos temas morales y entretenidos, Johnatan Swift)

"Venus, una hermosa y excelente dama, era la diosa del amor; Juno, una arpía terrible, la diosa del matrimonio, y siempre fueron mortales enemigas."
(Pensamientos sobre diversos temas morales y entretenidos, Johnatan Swift)

"Si conozco bien la genealogía de Dama Ciencia, la Ignorancia es su hermana mayor. ¿Hay pues algo más indignante que elegir la hermana mayor cuando se puede disponer de la más joven? A través de todos aquellos que han conocido la mayor, he oído decir que tiene sus encantos, que es una muchacha gordita y buena, y que, precisamente porque duerme más tiempo que vela, constituye una esposa excelente."
(Aforismos, Georg-Cristoph Lichtenberg)

"Daría con gusto algo por saber exactamente para quién han sido realmente realizadas aquellas acciones de las cuales se proclama públicamente que han sido realizadas por la patria."
(Aforismos, Georg-Cristoph Lichtenberg)

La palabra que decimos
viene de lejos,
y no tiene definición,
tiene argumento.
Cuando dices: ‘
nunca’,
cuando dices: ‘
bueno’,
estás contando tu historia
sin saberlo.

(Canción donde se explica, bien explicado, que al pronunciar una sola palabra puedes hacer tu biografía , Luis Rosales)

"¿Y cómo voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía?"
(Aspectos de la novela, E.M. Forster)