sábado, 21 de mayo de 2011

Cuando acontece

Se piensa la democracia en términos de fuerzas, equilibrios, tensiones, estructuras, y no con la atención que requiere la historia. Se piensa en términos de estado y no de acontecimiento. Pero a veces acontece.
Cuando acontece, se presenta como una redistribución de la sensibilidad, y lo que estaba oculto aparece y nuevas formas se dibujan en un espacio público en el que los mismos significados comienzan a transformarse al reorganizarse lo visible. Democracia es una silla vacía que nadie puede ocupar y que debe estar presente en todo acto y en todo espacio. La silla que sólo el pueblo puede ocupar sin que nadie pueda hacerlo en su nombre. "Pueblo" nombra lo innombrable, lo que no está pero ocasionalmente aparece. Cuando las cosas van mal, cuando se ha producido una irreversible desafección, cuando la ira se extiende y entonces se ocupan las plazas y algunos, muchos, muchísimos, sin saber por qué lo han hecho, sin tácticas ni estrategias, gritan: "¡nosotros estamos aquí!". Entonces tendrían derecho a decir " nosotros, el pueblo", pero son lo suficientemente sabios para no hacerlo. Porque saben mejor que nadie guardar la silla vacía. Y es entonces cuando la silla se hace presente en su poder convocador, en su fuerza instituyente.
Cuando acontece, ocurre con un impulso creativo que se vuelve palabra e imagen, autoorganización, sentido de lo colectivo y generosidad. El lenguaje vuelve a ser espacio de expresión y la imagen enseñanza de lo que hay. Los espacios públicos se llenan de personas que ejercen su capacidad agente y que se dotan a sí mismas de una voz que le había sido negada. No de masas, sino de multitudes creadoras.
Cuando acontece, la ira se transforma en lazos de complicidad y los cuerpos dejan de ser máscaras para sentirse compañía, apoyo mutuo. La calle deja de ser el exterior y se vuelve habitación, taller, escuela, acampada, asamblea, fiesta.
Cuando acontece, el orgullo del poderoso se vuelve oscuro pálpito y por todas partes se producen histerias y sobrerreacciones porque en la redistribución de lo visible se han hecho presentes formas, gentes, fuerzas, que aparecen ante él como fantasmas de un pasado que creía enterrado en ignotas fosas.
Cuando acontece, ocurre como ocurre lo nuevo y muchos sienten la tentación de ponerse al frente, de ordenar y organizar, dar programas, órdenes, pensamientos, arquitecturas. Pero lo que es nuevo y está naciendo encontrará sus propios cauces, se hará historia, narración, gesta, creará sus propios sentidos, dará nombres a una generación, se alzará con un orden propio y no ajeno. Lo que acontece no necesita vanguardias ni intelectuales ni líderes. Necesita permanecer como impulso.
Cuando acontece, todo cambia. No importa que la multitud se disuelva; no importa que se acabe el tiempo de la manifestación; no importa que se impongan las realidades de la realidad. Todo cambia: con la redistribución de lo sensible se ha producido una redistribución del sentido. Podremos decir, diremos, "yo estuve allí". y también nuestras vidas habrán cambiado.




(AP Photo/Emilio Morenatti)

domingo, 8 de mayo de 2011

Frases y fragmentos ... (LXIII)


Djuna Barnes Milan Kundera sandor marai


"¿Saben lo que realmente desea el hombre? -inquirió el doctor, esbozando una sonrisa burlona ante el rostro inmovil del barón-. Una de dos: encontrar a alguien que sea tan estúpido como para poder mentirle, o amar hasta el punto de que el objeto de su amor pueda mentirle a él."
El bosque de la noche. Djuna Barnes.

"La radio fue el pequeño arroyo en el que todo empezó. Llegaron después otros medios técnicos para reproducir, multiplicar, aumentar el sonido, y el arroyo se convirtió en un inmenso río. Si antaño se escuchaba música por amor a la música, hoy aúlla constantemente por todas partes 'sin preguntarse si queremos escucharla', aúlla por los altavoces en los coches, en los restaurantes, en los ascensores, en las calles, en las salas de espera, en los gimnasios, en las orejas taponadas por los walkman, música reescrita, reinstrumentada, acortada, desgajada, fragmentos de rock, de jazz, de ópera, flujo en que todo se entremezcla sin que se sepa quién es el compositor (la música convertida en ruido es anónima), sin que se distinga el principio del fin (la música convertida en ruido no sabe de formas): el agua sucia de la música en la que muere la música."
La ignorancia. Milan Kundera.

"- ¿Qué quieres de ese hombre? - preguntó de repente la nodriza.
- La verdad – respondió el general.
- Conoces muy bien la verdad.
- No la conozco – dijo él, en voz alta, sin preocuparse por el servicio, que había interrumpido abajo la colocación de las flores y miraba hacia arriba. Volvieron a bajar la mirada inmediatamente, con un gesto mecánico, y continuaron con sus quehaceres -. La verdad es precisamente lo que no conozco.
- Pero conoces la realidad – observó la nodriza, con un tono agudo, casi agresivo.
- La realidad no es lo mismo que la verdad -respondió el general-. La realidad son sólo detalles."

El último encuentro. Sándor Márai.

"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué palabras y con qué argumentos trate de defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son estas: ¿Quién eres? … ¿Qué has querido de verdad? … ¿Qué has sabido de verdad? … ¿A qué has sido fiel o infiel? … ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? … Éstas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera."
El último encuentro. Sándor Márai.