lunes, 24 de diciembre de 2007

Sofía

Mantenía su casa en una oscuridad casi absoluta, apenas los rayos de luz infiltrados durante el día entre las pequeñas rendijas que las persianas, siempre bajadas, habilitaban para, al menos, intuir los contornos de los escasos muebles. Esas pequeñas rendijas eran las únicas vías de comunicación con el exterior, pero de alguna forma parecía como si la luz ya las ocupara completamente, evitando que nada pudiera salir hacia fuera: ningún sonido, ningún olor, ninguna mirada.
En un rincón del comedor la mecedora repetía su ritmo incesantemente, acompasada con las viejas y castigadas baldosas que a sus pies se lamentaban en todas y cada una de sus repeticiones. Junto a ella una diminuta mesita que apenas tenía espacio suficiente para sostener un teléfono que jamás sonaba y la foto de Pablo, cuando tenía treinta y pocos años, edad en que Sofía tenía la equivocada convicción de que aún no la engañaba. En el instante en el que la cámara capturó a su difunto marido, este se llevaba, sonriente, un cigarro a la boca, mientras con la otra mano se sujetaba el sombrero; no era casualidad que cincuenta años después su viuda eligiera esa imagen y no otra para acompañarla, ese cigarro representaba para ella una imagen simbólica de su camino hacia la muerte, un cáncer de pulmón tardó apenas dos semanas en fulminarlo… treinta años y doscientos quince mil cigarros después de aquella fotografía.
- No creo que tarde mucho, amor. Siento que de esta tarde no debe pasar, siento que ya viene a buscarme.
Su voz suave, entrecortada, apenas audible, contrastaba con el sordo y constante chirriar de la mecedora en su incesante balanceo.
- ¿Sabes?, se me hace raro el que pronto vuelva a verte ... sí, ¡no te rías! … quiero decir, cuando te encuentre allí arriba o donde sea que nos encontremos de nuevo … no sé si seré capaz de reconocerte … supongo que estarás con la edad con la que te fuiste, ¿no? … sí, claro, así debe ser … yo, en cambio, tan vieja ya … no te gustaré … quizás hasta te avergüences de mí …sí, sí que lo harás … espero que consigas disimularlo bien … me dolería darme cuenta ¿sabes?.
Es difícil soportar esto. Creo que si no vienen a buscarme pronto acabaré por arrastrarme hasta la caja de la gata y comerme su comida … ¡Dios! Siento arder el estómago … me duele la cabeza de una forma insoportable.
Su debilidad la obligó a dejar de hablar, sus pensamientos parecían perder fuerza, como si las palabras hubieran empezado a abandonarla y se marcharan poco a poco de su cabeza dejándola sólo con imágenes. Sí, le quedaban formas y colores, fotografías, pero notaba que el lenguaje la abandonaba y no podía describirlas. Tembló al darse cuenta de lo que significaba, habían venido a buscarla por fin … el momento tan esperado la llenó de pánico, hubiera querido cambiar de opinión, suplicar que esperaran un poco pero ya no le quedaban fuerzas para hacerlo … sólo veía aquellas fotografías que parecía habían estado escondidas bajo las palabras y que estas, al marcharse, habían dejado al descubierto. Le vio hablando con su hermana, le vio luego gozando de su cuerpo mientras ella, como había hecho siempre, giraba la cara para que no notara las lágrimas que el dolor le producía cada vez que la penetraba, vio la cara de Pablo cuando aquel verano le pegó una bofetada que le destrozó el alma; las imágenes se sucedían como en un pase de diapositivas: el día de su boda, su propia mirada preocupada esperando en el balcón que volviera a casa, un despertar alargando los brazos para confirmar que ya se había levantado, su padre sujetándose sonriente el sombrero mientras se llevaba un cigarro a la boca… Las imágenes cesaron. Las últimas palabras en dejar su cuerpo dibujaron su último pensamiento: había muerto sin ni siquiera haber empezado a vivir.


Mujer en mecedora Paco Puig

sábado, 22 de diciembre de 2007

Frases y fragmentos ... (XXXII)

... de lecturas más o menos recientes.


Bertrand Russell Mario Benedetti
Carlos Fisas Gloria Fuertes


"El conocimiento de hechos curiosos no sólo hace menos desagradables las cosas desagradables, sino que hace más agradables las cosas agradables. Yo encuentro mejor sabor a los melocotones y a los albaricoques desde que supe que fueron cultivados inicialmente en China, en la primera época de la dinastía Han; que los rehenes chinos en poder del gran rey Kaniska los introdujeron en la India, de donde se extendieron a Persia, llegando al Imperio romano durante el siglo I de nuestra era; que la palabra 'albaricoque' se deriva de la misma fuente latina que la palabra 'precoz', porque el albaricoque madura tempranamente, y que la partícula inicial 'al' fue añadida por equivocación, a causa de una falsa etimología. Todo esto hace que el fruto tenga un sabor mucho más dulce."
Elogio de la ociosidad. Bertrand Russell.

"No es muy inteligente ni sensible y gozará despreocupadamente de la vida; vivirá sin enterarse de su insignificancia, y ésta es una variante, acaso la única posible, de la felicidad."
Quién de nosotros. Mario Benedetti.

"Alejandro Magno increpaba a un pirata que había capturado echándole en cara su profesión.
- Soy pirata – se oyó responder – porque no tengo más que un barco. Si tuviera una flota, sería un conquistador.
Alejandro le dejó en libertad."
Historias de la Historia. Carlos Fisas.

"Las conferencias deben ser como las faldas de las mujeres: suficientemente largas para contener algo y suficientemente cortas para despertar el interés."
Historias de la Historia. Carlos Fisas.

"¡La mujer y el niño
necesitan más cariño,
que leche!"
Historia de Gloria. Gloria Fuertes

viernes, 14 de diciembre de 2007

Frases y fragmentos ... (XXXI)

... de lecturas más o menos recientes

D.H. Lawrence Tzvetan Todorov
Oliverio Girondo Carlos Fisas

"Pero así son las cosas. Desde el momento en que un libro llega a ser comprendido, sabido, una vez fijada o establecida una interpretación del mismo, dicho libro está muerto. Un libro solo permanece vivo en tanto que conserva su capacidad de conmovernos, de emocionarnos de forma diferente, es decir, en tanto en cuanto nos parece diferente cada vez que volvemos a leerlo. Ante la avalancha de libros ramplones que se agotan en una única lectura, el pensamiento moderno tiende a considerar que todos los libros son iguales, que basta con leerlos una sola vez. Pero eso no es así y, poco a poco, habrá que cambiar esa forma de pensar. El verdadero disfrute de un libro consiste en leerlo y releerlo, y encontrar en él siempre algo diferente, descubrir otro significado, otro nivel de significado. Como ocurre con todo, se trata de una cuestión de valores: nos inunda tal cantidad de libros que apenas nos damos cuenta que un libro puede ser algo valioso como una joya o una hermosa pintura, algo que se puede contemplar cada vez con mayor intensidad y, cada vez también, algo de lo que extraer una experiencia más profunda."
Apocalipsis. D.H.Lawrence.

"Si hoy en día me pregunto porqué amo la literatura, la respuesta que me viene a la cabeza de forma espontánea es: porque me ayuda a vivir. Ya no le pido tanto, como en la adolescencia, que me ahorre las heridas que podría sufrir en mis encuentros con personas reales; más que excluir las experiencias vividas, me hace descubrir mundos que se sitúan en continuidad con ellas y me permiten entenderlas mejor. Más densa y más elocuente que la vida cotidiana pero no radicalmente diferente, la literatura amplía nuestro universo, nos incita a imaginar otras maneras de concebirlo y de organizarlo."
La literatura en peligro. Tzvetan Todorov

"¿Morir? ¡Señor! ¡Señor! ¡Libradnos, Señor!
¿Dormir? ¡Dormir! ¡Concedédnoslo, Señor!
"
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Oliverio Girondo.


"El gran polemista católico Louis Veuillot discutía un día con un majadero que no hacía más que vanagloriarse de sus antepasados. Veuillot puso fin a la disputa diciendo:
- Yo asciendo de una familia de humildes campesinos, ¿de quién desciende usted?"
Historias de la Historia. Carlos Fisas.

"Pero es que, amigos míos, la vida ha dado muchas vueltas. En mi adolescencia, a los doce o trece años, hablábamos en voz baja, de cómo se hacen los niños. Hoy, a la misma edad, los adolescentes hablan, en voz alta, de cómo no se hacen."
Historias de la Historia. Carlos Fisas.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Entrevista Michel Houellebecq

"Para circunscribirnos a la literatura, observamos que cada vez más ciertas críticas literarias publicadas en Internet por ahí son mejores que en los periódicos de papel , cada vez más. Poque son libres y no tienen el límite del formato. Con el tiempo, esto podría cambiar la visión mediática de la literatura"

La entrevista completa, para Clarín.com: aquí.