viernes, 21 de abril de 2006

Historias de Sant Jordi (II)

Como cada 23 de abril Carlos saltó de la cama como un resorte nada más despertarse. Era el día del año que menos pereza le daba el levantarse. Se metió en la ducha sonriente … mientras se limpiaba los sobacos cantaba (y bailaba!) el Hung up de Madonna y pensaba que no lo hacía nada mal (aunque se inventaba la mitad de las palabras de una letra que no se había aprendido aun).

Desayunó en la terraza, comprobando satisfecho como un año más el sol no faltaba a su cita con la fiesta del libro y de la rosa … siempre había pensado que los dioses querían sumarse de esta forma al espíritu de esta festividad tan especial.
Ese año era aun más especial .. caía en domingo así que no tuvo que pedirse vacaciones en el trabajo para disfrutar de uno de sus días favoritos (el por qué el 23 de abril era laborable y en cambio la “segundapascuanoséqué-quenadiesabequeesfiestahastaeldiaanterior” no lo era, era una pregunta que se hacía cada año con más intensidad que el anterior).
Ya sabía qué libro iba a comprarse … lo tenía decidido de hace semanas cuando lo vio en La Central del Raval. Ya entonces decidió que ese sería su libro de Sant Jordi-2006 y que, al ser un día especial, lo compraría en la pequeña librería-papelería que había frente a su casa y que cada año sacaba un modesto tenderete atestado de libros sobre una senyera a modo de mantel.
Llegó al tenderete apenas cruzar la calle y sortear a 3 vendedores de rosas.
- Bon dia! – saludó al vendedor - ¿Tiene la biografía de Leonardo?

- Claro! – le contestó animado. Se notaba que para él también era un día muy e$pecial.

Apenas alargó el brazo encontró lo que buscaba y se lo entregó.

- Son 15 euros. Por cierto, es Leonel no Leonardo – le dijo como si le explicara a un niño que las cosas del suelo no se ponen en la boca.

Antes de que le hablara ya se había dado cuenta de que ese no era el libro que él quería, pero el comentario que le había hecho con aquella estúpida sonrisa acabó de despistarlo. No tenía idea de quien era el tal Leonel, parecía ser un futbolista, poco agraciado, de no más de 18 años que, pese a su corta edad, era evidente que ya había aprendido a forrarse a costa de la mediocridad de las masas.

- No, mire! – le dijo al vendedor – yo me refería a Da Vinci! No a … - miró la portada del libro – Messi ¿!

- Da Vinci? ... el de la Juventus?

- No!! . Leonardo da Vinci! .. el pintor, el inventor, el ge… - se detuvo al ver que el vendedor no le escuchaba porque estaba cobrando a un vecino un ejemplar de Cómo vivir en pareja (8ª edición) escrita por un famoso psicólogo televisivo recientemente divorciado.

- Oiga- le dijo tras despedir al anterior cliente – ya ve que somos pequeñitos … no tenemos espacio para cosas raras. Lo que ve expuesto es lo que hay.

Se alejó de aquel tenderete hacia la esquina para buscar un taxi que lo llevara a alguna librería donde sabía que encontraría su libro de Sant Jordi.

No, no iban a amargarle su día.


Una BIOGRAFÍAde LEONARDO y una biografía de leo .. la masa borreguil se decanta masivamente por la segunda.

jueves, 20 de abril de 2006

Historias de Sant Jordi (I)

Abrió la puerta del portal de casa con muchas dificultades. Entre el bolso que llevaba al cuello, las 4 bolsas de comida que se había traído de la tienda y las 3 rosas que intentaba sujetar con la mano derecha apenas pudo sacar la llave del bolsillo y acertar a introducirla en la cerradura.
Al fin lo consiguió y entró en el edificio cerrando la puerta a su espalda empujándola con un pie.

- Pero bueeeeeeeeno!, Mira quien tuvo mucho éxito hoy!!

No pudo evitar asustarse. No había visto al conserje del edificio que estaba de pie a su derecha que la saludaba con un tono que rozaba el grito.

- Hola Matías, Buenas noches – Sofía le saludó por pura educación pues el cuerpo le pedía agarrarle del cuello y gritarle en la cara por qué no le había ayudado a abrir la puerta, estando él ahí parado sin hacer nada (aparte de observar sonriente las dificultades que tenía para abrir la puerta)- Sí, ya sabes … en la tienda y tal siempre se acuerdan de una. ¿Cómo estás?

- No tan bien como tu. Espera .. tengo una cosa para ti … Ya he visto que se me han adelantado – dijo señalando las 3 rosas que sujetaba Sofía entre las bolsas de plástico - ..peeeero …
Se metió tras el mostrador de madera en el que pasaba sentado la mayor parte del día, rebuscó entre los objetos que le acompañaban en su jornada laboral: Marca, As, El Mundo Deportivo, Sport, Todo Sudokus (nivel elemental), un transistor a pilas de los de toda la vida, … finalmente encontró una rosa
- Para ti .. la más guapa de todo el edificio . qué digo!, de toda Catalunya!

- Gracias Matías – Sofía intentó sonreírle, pero el cansancio y su estado de ánimo fueron barreras suficientes para no conseguirlo

- ¿No me vas a dar un beso? – el conserje ya se contestaba él mismo cogiéndola de la cintura y dándole dos besos mientras la apretaba a su cuerpo con más fuerza de la que a Sofía le hubiera parecido adecuada

- Hasta mañana .. y gracias otra vez!

Sofía aun no había soltado las bolsas que se le empezaban a clavar en las manos, se dirigió al ascensor y, de nuevo con muchas dificultades (Matías ya estaba sentado tras su mostrador de madera empezando un nuevo Sudoku), consiguió introducirse en él. Pulsó el botón del ático y se miró al espejo: no le gustó la expresión que éste le devolvía.
Otra vez las dificultades para abrir la puerta de su piso ... por fin lo consiguió. Dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina y tiró las rosas a la basura. Chequeó su e-mail y se decidió a escribir un breve post en su blog:

“Hoy me han regalado 4 rosas.
Ninguno de los que me las han regalado saben cuando fue la última vez que lloré …y, de hecho, no creo que les importe lo más mínimo.”

Se fue a la cama cansada .. al apartar las sábanas encontró una sorpresa … un libro y una rosa pegada a él por un celo en su tallo. Lo abrió por la primera página esperando encontrarse lo que efectivamente encontró: la dedicatoria de su hermano Xavi:

“¿Pensabas que iba a olvidarme de tu libro y tu rosa por Sant Jordi?
No te preguntes de qué forma he conseguido que aparezca hoy bajo tus sábanas estando yo aun de viaje … simplemente recuerda que este día, pese a todo, siempre va a tener su magia”


Sofía sonrió por fin sinceramente. Dejó suavemente la rosa en la mesilla, envió un cariñoso sms de agradecimiento a su hermano y se dispuso a viajar con el mejor ánimo al universo que en forma de libro le habían regalado.

domingo, 9 de abril de 2006

Frases y fragmentos ... (VII)

... de lecturas más o menos recientes



Milan Kundera Eduardo Galeano
J.A.Marina Mario Benedetti


"Y fue entonces cuando se le ocurrió plantearse cuál había sido el balance de este aspecto suyo (con pelo) que desaparecía, cuáles habían sido realmente las vivencias y las satisfacciones que había tenido aquel aspecto, y se quedó paralizado al darse cuenta de que había disfrutado bastante poco; al pensar en aquello sintió que se ruborizaba; sí, le daba vergüenza: porque vivir en este mundo tanto tiempo y que a uno le pasen tan pocas cosas es vergonzoso."
(El libro de los amores ridículos, Milan Kundera)

"La igualación, que nos uniformiza y nos emboba, no se puede medir. No hay computadora capaz de registrar los crímenes cotidianos que la industria de la cultura de masas comete contra el arco iris humano y el humano derecho a la identidad. "
(Patas arriba (La escuela del mundo al revés), Eduardo Galeano)

"… como decía Virginia Woolf, “a la gente le gusta sentir, sea lo que sea”. Nada teme más el ser humano que la anestesia afectiva. Prefiere con frecuencia el infierno al limbo. Sólo tiene que leer las cartas que Mariana Alcofarado, la monja portuguesa, escribe a su burlador. “Ámame siempre y haz padecer más a tu pobre Mariana.” Si hay muchas relaciones de pareja que duran, cociéndose a fuego lento o vivo en este infiernillo emocional, es, casi siempre, porque se han convertido en un hábito, han establecido profundas relaciones de apego. La adicción a una droga es terrible, pero el síndrome de abstinencia es peor."
(La inteligencia fracasada, José Antonio Marina)

"Para mirar los diarios hay que bajar los ojos"
(La tregua, Mario Benedetti)

"Lloraba con los ojos en alto, sin pasarse las manos por la cara, lloraba con orgullo."
(La tregua, Mario Benedetti)