Comprobé el orígen antes de contestar: NÚMERO DESCONOCIDO.
- ¿Sí?
- ¿Iván?
- ¿Quién lo pregunta?
- Soy – dudó unos instantes - … tu futuro
¡Vaya!. Eso sí que era una auténtica sorpresa. Me cogió de buen humor así que le seguí la corriente.
- Mi futuro, ¡vaya!. ¡Qué sorpresa!. Tienes una voz demasiado femenina y sensual para que me lo crea.
- El futuro es femenino, mi estimado Iván. Como la muerte, la esperanza o la felicidad. Como todo aquello que se hace esperar . El que utilicéis un artículo masculino para definirnos es un error que no deja de ser bastante cómico.
- Me parece aún más cómico que mi futuro me llame al móvil .
Estuvo un rato en silencio. Hubiera apostado la mano derecha a que estaba sonriendo.
- Llevo semanas comunicándome contigo durante el sueño. Sueños que recuerdas perfectamente ... pero que no te has molestado en intentar interpretar. Cada vez el mensaje más claro, más nítido, más evidente ... pero no ha habido forma. Digamos que no ha habido más remedio que utilizar un método menos “ortodoxo” en tu caso.
Aquella voz me resultaba conocida, pero me era imposible ubicarla. ¿Podría ser que la hubiese soñado realmente?. Tenía una armonía especial, era como si te hablara un arpa, era extremadamente dulce, sensual, hipnótica.
- Te escucho – le dije, dispuesto a descubrir quien había detrás de aquella broma telefónica.
- Yo no debería existir. Es de suma importancia que yo no exista. Es ...
- ¡Venga!. Déjate de tonterías …¿quién eres? – pregunté, entre curioso y divertido.
- ... absolutamente imprescindible – de repente su voz cambió, ahora era exactamente mi voz, era como si yo me estuviese hablando a mí mismo - que termines con tu vida inmediatamente.
Definitivamente aquello dejó de ser gracioso. El momento en el que su voz se convirtió en la mía ... sentí un cosquilleo de pánico en la espalda.
- Oye, ya está bien la broma, ¿vale?
- Bien, parece que empiezas a prestarme atención – había vuelto a su dulce y seductora voz original. – Cambiar la voz es sólo un truco más, si quieres más pruebas de que esto va en serio no tienes más que pedírmelas. Tienes que ayu…
Colgué.
Mis manos temblaban. La experiencia de escuchar mi propia voz hablándome había sido tan impactante como la de escuchar aquella otra tan irreal, tan absorvente.

Descolgué y pregunté con una voz que, pretendiendo ser de dureza, surgió temblorosa e indudablemente atemorizada:
- ¿Por qué?
Durante casi medio minuto no contestó, por la línea telefónica sólo se escuchaban unas voces muy lejanas, incomprensibles, parecía el rumor de una multitud de personas hablando en diferentes idiomas; finalmente contestó, muy lentamente, como si quisiera asegurarse que iba a entender el mensaje, la sensualidad de su voz parecía ahora teñida por una melancolía infinita.
- Así como en el mundo de los vivos necesitáis sentir el cariño y el amor para recordaros que lo estáis; así es aquí también … para hacernos olvidar que ya no lo estamos.
Se hizo el silencio y colgué de nuevo, tenía las manos sudorosas y estaba petrificado pese a que el corazón andaba a sexta velocidad.
Las llamadas se sucedieron una tras otra pero no volví a contestar. Al cabo de 10 minutos pareció que cesaron definitivamente.
Llegó un mensaje. Me atreví a abrirlo, pensando que si no escuchaba aquella voz sería capaz de controlar mi pánico. El mensaje decía “Ivy, a k tas esperando?, pq no vienes?”. Sólo una persona me llamaba así, y era la que aparecía como emisora del mensaje. Aún guardaba el número de Patricia en mi agenda, pese a que su teléfono quedó tan destrozado como ella en el accidente.
No estoy seguro de querer que aquellos que lean esto me crean o no; pero fuera real o sólo una alucinación, como imagino confirmarán con certeza mis ilustrados e inútiles médicos, no tengo ninguna duda sobre qué es lo que debo hacer, así como que tampoco me faltará el valor para hacerlo.