... de lecturas más o menos recientes.
"… me retiene un amigo de Truman Capote que está borracho, que se pega a mí, y una mujer enfadada que me ataca:
-¿Así que usted es Anaïs Nin? Odio a las mujeres que lo cuentan todo."
Diario VII (1966-1974). Anaïs Nin
"Sólo cuando el poeta y el científico trabajen conjuntamente se lograrán experiencias vivas y se conocerán las maravillas del universo a medida que se vayan descubriendo"
Diario VII (1966-1974). Anaïs Nin
"Los trabajadores que emigraron a Estados Unidos llevaron consigo, entre otras cosas, la institución del lector: una ilustración del American Practical Magazine de 1873 muestra a uno de esos lectores, con gafas y sombrero de ala ancha, sentado con las piernas cruzadas y un libro en las manos mientras una hilera de cigarreros (todos varones) en chaleco y mangas de camisa se dedican a enrollar puros, totalmente absortos, al parecer, en lo que están haciendo. (…)
Tenían sus libros preferidos: El conde de Montecristo, por ejemplo, llegó a ser tan popular que un grupo de obreros escribió a Dumas, poco antes de su muerte en 1870, pidiéndole que les permitiera dar el nombre de su personaje a uno de los tipos de cigarro. El novelista francés accedió."
Una historia de la lectura. Alberto Manguel.
-¿Así que usted es Anaïs Nin? Odio a las mujeres que lo cuentan todo."
Diario VII (1966-1974). Anaïs Nin
"Sólo cuando el poeta y el científico trabajen conjuntamente se lograrán experiencias vivas y se conocerán las maravillas del universo a medida que se vayan descubriendo"
Diario VII (1966-1974). Anaïs Nin
"Los trabajadores que emigraron a Estados Unidos llevaron consigo, entre otras cosas, la institución del lector: una ilustración del American Practical Magazine de 1873 muestra a uno de esos lectores, con gafas y sombrero de ala ancha, sentado con las piernas cruzadas y un libro en las manos mientras una hilera de cigarreros (todos varones) en chaleco y mangas de camisa se dedican a enrollar puros, totalmente absortos, al parecer, en lo que están haciendo. (…)
Tenían sus libros preferidos: El conde de Montecristo, por ejemplo, llegó a ser tan popular que un grupo de obreros escribió a Dumas, poco antes de su muerte en 1870, pidiéndole que les permitiera dar el nombre de su personaje a uno de los tipos de cigarro. El novelista francés accedió."
Una historia de la lectura. Alberto Manguel.
"Van a la caza de autógrafos, poniendo los libros ante las narices del autor con la esperanza de marcharse con la bendita inscripción 'A Polonio, con los mejores deseos, el Autor'. Su entusiasmo llevó al novelista William Golding a decir (durante el festival literario de Toronto en 1989) que 'un día, alguien encontrará un ejemplar de una novela de William Golding no firmado por el autor y valdrá una fortuna'. A los cazadores de autógrafos les empuja la misma curiosidad que lleva a muchos niños a mirar detrás de un teatrillo de marionetas o desmontar un reloj. Quieren besar la mano que escribió Ulises aunque, como señalara Joyce, ‘esa mano hizo también muchas otras cosas'."
Una historia de la lectura. Alberto Manguel.
"Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y que cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre."
Inscripción en la biblioteca del monasterio de San Pedro en Barcelona (sic).(¿éste?)
Una historia de la lectura. Alberto Manguel
Una historia de la lectura. Alberto Manguel.
"Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia, y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y que cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre."
Inscripción en la biblioteca del monasterio de San Pedro en Barcelona (sic).(¿éste?)
Una historia de la lectura. Alberto Manguel